Casi que preferiría hablar del día de la croqueta más que de este tema. No porque quiera mirar para otro lado y hacer como que no pasa nada, sino porque si hablamos de ello, significa que lo estamos padeciendo por desgracia. Y por desgracia me imagino que los datos, según pasan los años, no son nada alentadores. Alentadores en cuanto a casos, pero sí lo son en cuanto a la gente que se cura.
Nada tiene que ver un cáncer de hace 40 años, que hace 20 años. Y tampoco nada que ver con lo que vivimos hoy en día. Tener cáncer hace medio siglo era sentencia de muerte. De hecho, la palabra cáncer prácticamente era sentencia de muerte. A día de hoy no tanto. Es verdad que la palabrita da miedo, pero gracias a dios hay tan buenos tratamientos y tan buenos resultados que hemos minimizado casi por completo el impacto de la palabra.
Yo, por desgracia, he tenido varios casos de cáncer en la familia, me imagino que como la mayoría de las familias…por un lado o por otro algo te pilla. El caso es que el dato es esperanzador la verdad, aunque alguna se ha ido por el camino. Concretamente, a mi abuela que hace más de 35 años le detectaron un cáncer de mama muy avanzado. ¿En la actualidad se hubiese curado? Posiblemente, porque es uno de los cánceres que mejores resultados de cura tienen. Pero claro, en la época de los 80’s y si encima estaba avanzado…era sentencia de muerte y por desgracia así fue. Pero, por lo menos, a pesar de morir cuando yo tenía un añito, me dio tiempo a conocerla (o que ella me conociese a mí) y poder guardar alguna foto juntos.
Bueno, melancolías aparte, pensemos en positivo y lo bueno que nos ha traído la ciencia. Y ya no solo eso, sino lo rápido que avanza la ciencia. Hoy 4 de febrero “celebramos” (me parece un poco frío usar este verbo) la lucha contra el cáncer. Ojalá en unos años no tengamos que celebrarlo. O mejor dicho, si celebramos algo que sea que no hay cáncer. Hasta entonces por lo menos podemos luchar y seguir salvando vidas y, sobre todo, visibilizar el problema. Porque por suerte la mayoría se curan por una rápida detección. De esta manera hacemos que una mujer tenga su revisión ginecológica o un hombre con sus cosas igual. Por no hablar de la de multitud de cánceres que existen de manera común. Al caso, que es muy importante evaluarse y medirnos, como digo yo, la temperatura.
La alimentación es un factor muy importante antes de detectar un cáncer. Y si es importante de manera positiva una buena alimentación, mucho más importante es (pero de manera negativa), los alimentos que no debemos consumir, ni los estilos de vida que tenemos que llevar para evitar este tipo de enfermedades.
Una mala vida, un sedentarismo, una mala alimentación pueden ser el comienzo de un descenso hacia el desarrollo de enfermedades y no solo de cáncer, por lo que es muy importante llevar una buena vida, no solo física, sino mental, y si necesitamos ayuda de profesionales, pues recurrir a ellos porque para eso están. Aún así vamos a desmontar algún mito sobre usar ciertos alimentos como medicamentos. Lo he dicho varias veces, lo único que cura es la medicina, es la ciencia, no la quinoa ni el agua templada con unas gotas de limón.
Es cierto que la alimentación puede ayudar a prevenir el cáncer, pero como he dicho en más de una ocasión, no puede curarlo. No son “medicamentos”. La medicina es la que lo puede curar. Hay estudios científicos muy rigurosos que respaldan el hecho de que determinados alimentos pueden prevenir la aparición de algunos tipos de cáncer, pero repito, no curarlo.
Por otro lado, sí podemos hablar que ciertos alimentos pueden favorecer a un desarrollo de un cáncer. Y más que ciertos alimentos, el mal consumo o el consumo excesivo de algunos. Por ejemplo, el alto consumo de alcohol es bastante malo, y ya no solo a nivel cancerígeno. No se puede decir que existen alimentos anticancerígenos avalados por la evidencia científica, pero sí que hay estilos de vida (saludables evidentemente), que pueden ayudar a prevenir la aparición del cáncer, del mismo modo que hay alimentos y estilos de vida que incrementan el riesgo de padecerlo como hemos comentado.
Ya no solo nos tiene que preocupar la alimentación a la hora de “evitar” un cáncer, sino también si por desgracia estamos tratándonos contra un cáncer, debemos saber cuál es la mejor alimentación que tenemos que llevar a cabo. El caso es que lo más importante es llevar una buena alimentación adecuada a nuestras necesidades, que nos refuerce ciertos aspectos que igual un tratamiento contra el cáncer nos desgasta. Que sí, que un tratamiento nos ayuda a “matar” ese cáncer, pero también nos hace puré a nosotros.
Una alimentación saludable y equilibrada nos ayudará a cubrir las necesidades de nutrientes y, por lo tanto, a tener fuerzas para afrontar los tratamientos recibidos y tolerarlos mejor. En este sentido, en el caso concreto de que aparezcan efectos secundarios (tales como náuseas, vómitos o diarreas) es importante ponerse en manos de un nutricionista para adaptar mucho mejor la alimentación y que nos ayude a mejorar la sintomatología y a no comprometer el estado nutricional.
Igual que una patología crónica como puede ser una celiaquía o un estado físico diferente al habitual como un embarazo, una enfermedad como es el cáncer requiere una alimentación especial adaptada, reforzando primeramente nuestro sistema inmunitario sin perder de vista en cierta manera el placer por la comida.