La composición, la luz, el ángulo, el cuidado de la materia prima… Laura Ponts nos desvela cómo consigue crear esos cuadros llamativos de carácter propio que tanto atrapan a la vista.
Hacer una foto no sólo consiste en sacar la cámara y disparar. Detrás de cada una de las obras de arte hay un planteamiento, una composición, un estudio de la luz, un estudio de la materia prima a utilizar y también un alto porcentaje de buen gusto añadido que, sinceramente, es difícil aprender, pero siempre se puede ir mejorando a lo largo del tiempo. Si pensamos en bodegones de gastronomía, nuestra cabeza nos llevará directamente al trabajo de Laura Ponts (Barcelona), que ha sabido crear un sello propio en todas sus imágenes, una huella perenne que marca el recorrido de su trabajo.
La magia del bodegón reside en hacer vivir al producto muerto y, para eso, Laura López (ese es su verdadero nombre) es una auténtica maestra. Su estilo va muy aparejado al horror vacui y también a la combinación de colores que atrapan tan sólo a primera vista. Que enganchan. Y sin el producto más fresco y de primerísima calidad todo esto no sería posible. A Laura la profesión le llegó casi por casualidad, después de estudiar hostelería y de ponerse a compartir algunas recetas a través de su cuenta de Instagram. Lo que hacía enganchó a miles de seguidores fieles que esperan expectantes nuevas publicaciones de la catalana y que incluso las adquieren en su página web para decorar espacios de sus casas.
Yo siempre trabajo en el suelo, cerca de una ventana de luz natural y juego muchísimo con los fondos naturales que voy adquiriendo o cogiendo de todas partes. Maderas, blancos, oscuros… ahí hay muchísimo juego. La mejor hora para hacer fotos es de 12 a 16h que es cuando la luz está mejor , así que me organizo para tenerlo listo todo en esa franja horaria.
Muchos elementos y siempre frescos. Mis fotos son muy cargadas y es mi estilo, es mi huella. Me gusta mucho jugar con las hierbas frescas y jarrones con flores naturales. Otra cosa que no falta en mi casa es la cubertería antigua porque le da un toque a las fotos muy especial. Lo que sobra lo tengo claro, son los filtros. La foto es tal y como se ve, hecha con mi móvil, yo nunca he recibido clases de fotografía.
Normalmente parto de un ingrediente protagonista de la foto y, a partir de ahí, voy al mercado y allí me inspiro según lo que el mercado me ofrece. Puede sonar a tontería pero nunca hay que ahorrar para hacer las fotos, el producto siempre tiene que ser de primera y eso se nota después en la foto. No vale cualquier cosa porque no se va a comer y sólo se va a fotografiar.
Siempre tengo un pincel y un botecito cerca con un poco de aceite de oliva, para que la comida se vea reluciente. Muchas veces entre que monto el bodegón, hago la composición, pruebo la foto y consigo lo que quiero pasa tiempo y la comida se reseca. El aceite me ayuda a que ese efecto del tiempo no se note luego en la foto.
Creo que le va de perlas un buen aceite de oliva, con color, en su botella de cristal o en algún bol. También un buen tomate para jugar al rojo-rojo y, por supuesto, un buen pan ya sea en formato hogaza o en colines o panecillos duros. Lo fácil de hacer fotos con Joselito es que estamos hablando de producto TOP, eso siempre queda bien en las fotos”.
La coppa sin duda aunque el Jamón Joselito siempre tiene un lugar protagonista en mi día a día. ¡Pero qué difícil elegir uno! ¡Me gusta todo de Joselito!