¿Un postre con chorizo? Sí, y más que sí. El contraste del pimentón es maravilloso con el dulce de la naranja confitada y la crema de queso payoyo. Una tarta que encandilará a todos.
En realidad, esta tarta nació de la cocina de aprovechamiento. Surgió de una masa de empanada que había sobrado de hacer una deliciosa tarta de guisantes, longaniza y secreto Joselito.
Esa masa se preparó a partir del aceite que sobraba del sofrito de la longaniza con las diferentes verduras, con bien de longaniza, y cuando la quise reutilizar pensé rápidamente en la naranja confitada.
A partir de ahí, todo fue evolucionando de manera fácil. La masa de empanada es una masa muy fácil de elaborar, así que la dispuse en un molde a modo de tartaleta y la horneé, siempre con garbanzos dentro para que no perdiese la forma.
Luego pensé en una crema de queso, con sabor marcado, así que me puse a elaborar una crema a partir de queso payoyo andaluz que es bien potente, y que en mi cabeza funcionaba a la perfección con el toque de “chorizo” y con la naranja confitada. ¡Qué acierto!
Así que al replicarla partí de esa idea, buscando una receta propia para la tarta, y la mejor opción fue preparar un aceite de chorizo Joselito para arrancar la tarea. Para ello, hay que infusionar el chorizo con el aceite muy suave, para que no se arrebate, y dejarlo ahí bastante tiempo.
Irá soltando poco a poco todo su sabor, toda su esencia, y su grasa se mezclará con la del aceite. Por supuesto, luego ese chorizo lo podremos secar y convertirlo en polvo de chorizo que nos servirá para rematar cualquier plato en un momento.
Con el aceite ya listo, la masa será la misma que la de una empanada gallega y el truco es no amasar mucho para que el gluten no se desarrolle. Una vez horneada la base y bien fría estará lista para ser rellenada.
Por supuesto, esta base de chorizo Joselito nos abre muchas posibilidades porque se nos podría ocurrir acabar la tarta de naranja confitada y queso de otra manera: quizás caramelo salado, o puede que chocolate negro o incluso una crema pastelera de castañas. El punto final, al fondo, del chorizo, nos dará alegría.
El secreto de la naranja confitada es prepararla con paciencia y que el cocinado sea lento, y que así las naranjas no pierdan los jugos y no se arrebaten. Mejor que la olla esté tapada, y de esta manera se cocinarán incluso en el propio zumo que vayan soltando.
La crema de queso, en sí, no tiene ciencia ni misterio más que el mezclar los ingredientes en la proporción adecuada y batir bien con la ayuda de unas varillas. Al final se agregará la nata fresca montada que aportará jugosidad a todo el conjunto. Los sabores son, muchas veces, cuestión de los valientes y si dejas que te sorprendan lo único que puede pasar es que acabes con una sonrisa de oreja a oreja.
Para la base:
Para el aceite de chorizo:
Para las naranjas confitadas:
Para la crema de queso: