Da la bienvenida al otoño por todo lo alto con esta deliciosa y singular ensalada de calabaza asada. El dulzón natural de ésta junto con el toque salino de la papada ibérica combinan a la perfección con el sabor de la espinaca y el picante de unos puntitos de mayonesa de pimienta. Sin duda una receta distinta que no dejará indiferente a nadie.
Como diría el Dúo Dinámico, más de moda que nunca, “el final del verano llegó y tú partirás…”, y ¡cocinarás! La época en la que levantarte del sofá era un suplicio para ponerse a cocinar llegó a su fin. Los árboles se empiezan a pelar y las infinitas tardes al sol se apartan para dejar paso a las postales idílicas con tonos ocres, a dormir a pierna suelta sin sufrir con el calor, a la montanera (sí, a partir de octubre comienza otra jornada maravillosa en la Dehesa Joselito) y a las mejores recetas del año.
Vuelven las setas, las carnes de casa, los guisos y estofados de abuela que tanto nos gustan y que tanto chup chup tienen, y, como no, las verduras de otoño. Una de ellas y quizás la más representativa por las festividades americanas (aunque ya se celebren aquí también) es la calabaza.
La calabaza es un excelente alimento; es una hortaliza nutritiva y saludable, como todas, y también es muy versátil en la cocina ya que con ella podemos hacer todo tipo de recetas, tanto saladas como dulces (se puede incorporar en guisos, en salteados, en pizzas, en ensalada e incluso cruda está deliciosa).
Se conserva a la perfección, pudiendo llegar a durar más de un año, aunque si permiten una recomendación, lo ideal es que si vamos a cocinar calabaza, lo hagamos en grandes tandas ya que si tienes poco tiempo, esta receta te será de mucha utilidad.
Un día llenas la bandeja del horno de calabaza, la asas y congelas en porciones que te servirán para un montón de recetas, un recurso estupendo que se convertirá en un imprescindible en tu casa. Este es el mejor ejemplo que demuestra que, junto a ella, tener a mano embutido Joselito puede socorrernos una cena en cualquier momento aportando sabor, textura y aroma. ¡Es una delicatessen que sorprenderá y hará las delicias de todo el mundo! La papada, al contacto con el calor de la calabaza, se fundirá y tornará traslúcida envolviendo todo el conjunto.
En este caso la receta versa sobre una ensalada, pero lo mejor es que, a la hora de asar buena cantidad de calabaza no le pongamos ni sal, ni aceite, así nos servirá tanto para dulce como para salado. Las hojas de espinacas refrescan el plato, además de aligerar y aportar textura, pero bien podría sustituirse por rúcula o similar. El resto, a gusto del consumidor, como toda buena ensalada, debe llevar un buen aliño. En este caso, como lleva la mayonesa de pimienta que le aporta suficiente sabor y untuosidad, basta con un poco de aceite y vinagre para rematar el plato.