El verano es el momento ideal para disfrutar de esas comidas al aire libre que nos invitan a tomar platos fríos, opciones variadas y fáciles donde nunca puede faltar producto de máxima calidad.
Aunque en verano tenemos más tiempo libre, no nos apetece invertir largas jornadas en la cocina y es por eso por lo que nos atraen las recetas rápidas, frescas y ligeras que podamos llevar a la playa, montaña o piscina.
Los salteados y las ensaladas veraniegas son la mejor opción, y gracias a los embutidos Joselito se puede dar ese toque de gracia y convertir una buena receta en una auténtica delicia. Y es que teniendo Jamón o Lomo Joselito en la nevera nos vamos a asegurar unas recetas que nos saquen de cualquier apuro por la puerta grande. Desde un picoteo a una buena cena, Joselito redondeará todo el conjunto y le aportará sabor, aroma, y todo ello en menos de diez minutos.
El Jamón y el Lomo embutido Joselito representan la máxima excelencia, sin ningún menosprecio al Chorizo, Salchichón o Papada.
Son dos productos que son muy conocidos por separado pero que, sin embargo, muy pocas veces los encontramos juntos en el mismo plato. Aunque a primera vista pueden parecer similares y ambos están hechos sin aditivos ni conservantes y con ingredientes 100% naturales, no tienen nada que ver.
El jamón, por su parte, sufre un periodo de curación de 36 meses llegando hasta 82 meses en su gama vintage, con dos únicos ingredientes: jamón y sal marina. Su carne, entre dorada y rosácea, es de consistencia blanda y untuosa con numerosas infiltraciones de grasa veteada brillante que se funde en el paladar.
Por otro lado, la Caña de Lomo Joselito se ahúma en chimeneas naturales de leña de encina, y después atraviesa un proceso de curación natural de más de 6 meses en los secaderos de Joselito, con pimentón, ajo y sal marina.
La unión de los dos es simplemente magistral. El sabor del jamón, suave y delicado, ligeramente dulce en el ataque, combina a la perfección con los tonos frescos del Lomo Joselito, matizados por finos destellos de pimentón y humo que nos trasladan al campo, a la bellota y a la dehesa. El plato de embutidos está listo pero, ¿con qué lo acompañamos?
Nada mejor que un sencillísimo pastel de queso y tomate para comer junto o por separado, como base de ese lomo y de ese jamón o simplemente al lado sobre una tosta. Lo importante es la cocción al baño maría para que se haga de manera uniforme y después dejar que se enfríe bien para que se convierta en el aperitivo perfecto.