Para tener una piel hidratada, es fundamental cuidarse tanto por dentro como por fuera. Esto parece una frase muy de abuela pero es la pura realidad.
Eso quiere decir que no sólo tenemos que cuidarnos con todo el tema de la dieta y alimentación, sino también con el descanso y con la actividad física o deporte casi a diario. Así, conseguimos cuidarnos la cabeza con buenos pensamientos y no estresar a nuestro cerebro.
Hay muchas formas de cuidarse y mimarse, y en la sociedad en la que vivimos cada vez son más los cuidados que necesitamos. ¿Y eso por qué? Porque dormimos poco, comemos mal, y somos muy sedentarios, de ahí que haya cada vez más centros y especialistas que intenten reparar estos daños de nuestro día a día, como si fuesen talleres para entrar en chapa y pintura. ¿Cuál es el principal problema? Como siempre, la falta de tiempo.
Y otra vez volvemos a hablar de esa palabra tan recurrente para mí, la organización. Estando organizados, todo será mucho más fácil. Yo me dedico a “organizarles” la alimentación a mis pacientes para que se encuentren físicamente bien, de manera general, pero lo que jamás pensé, es que organizándoles la alimentación iba a repercutir sobre el órgano más grande del cuerpo humano: la piel.
La alimentación y la piel están muy relacionados. Hace unos meses asistí a una conferencia de una conocida dermatóloga, en la que trató el tema de la alimentación más allá de la ganancia o pérdida de peso (tema que me corresponde a mí) y relacionando la dieta con una buena piel. Más que una dieta en sí, existe una interesante serie de alimentos que hidratan tanto como el agua.
¿Qué es lo que hace que tengamos una piel bien hidratada? Fundamentalmente el agua, por lo que los alimentos con un alto porcentaje en H2O son los que mejor irán para la piel de nuestro cuerpo. Estos son algunos de esos alimentos:
Dejando de lado las frutas y las verduras nos podemos centrar en pescados como el salmón, que más allá de su alto contenido en omega 3 (bueno para el corazón), también es bueno para prevenir la piel escamosa. También son interesantes los frutos secos y el aceite de oliva virgen extra por su contenido en vitamina E.
Hay que tener en cuenta que un déficit de alguno de los nutrientes mencionados en estos alimentos puede provocar que el proceso de renovación de la piel no se desarrolle correctamente y derive en patologías. Por ello, es importante reducir el consumo de alimentos refinados y aprovechar el consumo de alimentos de temporada, como los tipos de carne que ofrece Joselito durante todo el año
También hay otros factores que provocan o aceleran el envejecimiento de la piel. El principal, y al que el 100% de los humanos nos exponemos, es el sol. De ahí que sea fundamental un buen “uso” del sol en nuestra vida, y para ello es de extrema necesidad la protección solar a base de cremas. No tenemos que tenerle miedo y encerrarnos en casa, necesitamos vitamina D que nos la proporciona el sol, pero sí podemos prevenir con una buena protección.
Otro factor clave del envejecimiento es el tabaco. Me acuerdo hace años de un estudio (con fotos) que leí donde se veían los efectos de dos hermanas gemelas con el tabaco. Una fumadora desde los 19 años y la otra no. A los 50 años eran dos personas completamente diferentes, sobre todo en lo que a piel se refiere.
En definitiva, aparte de una buena alimentación y llevar una buena dieta, es indispensable una buena hidratación y eso lo conseguimos con agua. Así que ahora más que nunca (por el calor que tenemos sobre nosotros): ¡bebe agua!