¿Es Papá Noel o Santa Claus la figura más conocida en el mundo? ¿Dónde se encuentra el famoso taller donde se fabrican los juguetes? ¿En Laponia, el Polo Norte o en Madrid? Sinterklaas, el Papá Noel que lleva los regalos a los niños holandeses y belgas llega cargado de presentes desde España. Sinterklaas (San Nicolás) es el origen del personaje gordinflón y de larga barba blanca, conocido en todo el mundo por llevar regalos a los niños y no tan niños en Navidad. Teniendo en cuenta sus raíces, no andamos desencaminados al afirmar que Sinterklaas y su versión más conocida, Papá Noel, adoran el jamón ibérico.
Sinterklaas llega en barco desde Madrid, en una ruta indescifrable, que le lleva cada año a las costas de una ciudad diferente de los Países Bajos. Cuando desembarca y se sube a su caballo blanco le acompañan sus ayudantes, los Pedros Negros, para repartir los regalos la noche del 5 al 6 de diciembre, siendo el personaje más precoz de las Navidad en descender por la chimenea de los hogares. El origen de esta figura se remonta al Obispo de Turquía, San Nicolás de Bari. Bari (Italia) fue territorio español en tiempos de Carlos I y Felipe II, y de ahí la explicación de que este personaje venga de España y su gusto por el jamón. Los holandeses exportaron la tradición de Sinterklaas a EEUU, donde por la pronunciación pasó a ser Santa Claus y se le ubicó en el Polo Norte. Esta figura reapareció en Inglaterra a mediados del siglo XIX y derivó en Francia a Papá Noel.
Aun teniendo ayudantes, se necesitan más de un par de manos para llevar a tantas casas los regalos. En España los niños se dividen entre los Reyes Magos -que llegan la noche del 5 de enero- y Papá Noel, ganando adeptos el bonachón del norte porque los niños tienen más tiempo, al recibir los juguetes en Nochebuena, para jugar durante las vacaciones. También trae regalos el 24 de diciembre el Olentzero, un carbonero que baja del monte para visitar las casas de los niños del País Vasco y Navarra. En Cataluña y Aragón existe un tronco llamado Tió de Nadal del que caen regalos en Nochebuena y Navidad.
En el difícil oficio de repartir los regalos a tiempo, hay otros seres mágicos implicados que incluso se reparten la tarea en distintas fechas para no causar atascos aéreos y en chimeneas. En Italia, la bruja Befana entrega los regalos el mismo día que los Reyes Magos. Cuentan que el 5 de enero, cuando los tres Reyes Magos iban de camino a ofrecerle sus regalos al Niño Jesús se perdieron y pidieron ayuda a la bruja, ella se negó a ayudarles. Al momento se arrepintió y al no encontrarles por ninguna parte decidió repartir dulces en las casas de todos los niños por si daba con el Niño Jesús. Desde entonces la Befana se encarga de los presentes de los niños y niñas italianos.
Si viajamos hacia el este, nos encontramos por ejemplo con Ded Moroz, el abuelo de la nieve, que viste de azul y lleva un bastón mágico capaz de convertir en hielo incluso a la gente. Acompañado de su nieta Snegúrochka -la doncella de la nieve-, visitan las casas de los niños rusos en la noche del 31 de diciembre. En Japón encontramos a Hoteiosho, un monje budista que cuenta con un ojo en la nuca para vigilar a los niños, y que hace las veces de Papá Noel, en un país donde la Navidad es sobre todo un acontecimiento comercial.
En los países de Latinoamérica se reparten el trabajo Papá Noel, los Reyes Magos -en algunas zonas de México- y el Niño Jesús, que es quien lleva los regalos a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, El Salvador, y otros muchos países latinos.
Sin importar quien venga a visitarnos para dejar los regalos, sabemos que vienen de lejos y que es una noche muy ajetreada, por eso es tradición recibirles con algo para comer y beber. En Holanda los niños dejan zanahorias en los calcetines para el caballo de Sinterklaas. En algunas casas de Italia, la Befana encuentra una copita de coñac. A Santa Claus le dejan un vaso de leche con galletas en EEUU. Los camellos de los Reyes Magos cuando llegan a España suelen encontrar la bañera llena de agua para poder beber y reponerse un poco de la dura noche de trabajo. Al día siguiente, los niños comprueban que los visitantes han comido y de paso han dejado los regalos. Es precisamente por esta tradición que, según cuenta la leyenda, los Reyes Magos empezaron a comer jamón.
Como es de sobra conocido, sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar, vienen de Oriente, atravesando el desierto y guiados por la estrella de Belén. Al venir de muy lejos, los Reyes Magos no conocían el jamón ibérico de bellota. Fue un 5 de enero, cuando por primera vez, dos hermanos traviesos y perspicaces, que se habían portado solo regular ese año, decidieron dejarles a los Reyes junto a los dulces de Navidad unas lonchas del Mejor Jamón del Mundo, Jamón Joselito. A la mañana siguiente, sorprendidos, encontraron el salón lleno de regalos. Nunca supieron si los Reyes Magos estaban premiando su ingenio o si fue el jamón lo que realmente funcionó. El caso es que el rumor se extendió entre los niños y desde entonces, además de dulces, los más traviesos dejan a los Reyes Magos unas lonchitas de jamón.