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Hambre emocional en Navidad, ¿qué hacemos?

Guillermo
16 diciembre, 2022
Hace 2 años. Actualizado 16 Diciembre 2022, 11:19
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Salud Hambre emocional en Navidad, ¿qué hacemos?

Casi casi estamos inmersos en la Navidad, Mariah Carey ha salido ya a cantar hace días y las luces llevan días encendidas. Con este planteamiento hay personas que no ha llegado la Navidad en sí y se la ha comido entera, es decir, no estamos ni en Noche Buena y ellos ya han cogido los 2 kilos reglamentarios que “nos podemos permitir” coger en estas fechas. 

El hambre emocional y la Navidad

En Navidad hay 2 cosas importantes que no juegan en nuestro favor, y sobre todo afectan en cierta manera a nuestro hambre emocional como he ido viendo en consulta en los último años. Por un lado, la cantidad de alimentos y, por otro, los alimentos “peligrosos”. Respecto al primero, es verdad que en nuestro día a día tenemos medidas las cantidades de lo que comemos. Por ejemplo, sabemos que hoy nos toca comer 3 filetes de cerdo con un poco de ensalada de escarola y nos ceñimos a eso, cosa que en Navidad pasa todo lo contrario.

Lo mismo ocurre con los alimentos que llamo yo peligrosos. Cierto es que de vez en cuando te das un homenaje y te compras una palmera de chocolate o unas patatas fritas (casi siempre fuera de casa, no lo solemos tener en casa), pero en Navidad este tipo de alimentos aparecen de debajo de la alfombra. En cualquier esquina de la casa a la que vayas hay turrones, polvorones, mazapanes, bebidas alcohólicas, salsas para los asados, embutidos, foie…una auténtica gymkana del que quiere ser una persona fitness. 


¿Cómo identificar el hambre emocional? 

Este tipo de hambre es más mental, más de cabeza, y entran en juego los sentimientos y las emociones. Que hayamos celebrando un día con la familia, que estemos aburridos de tanto villancico, que no estemos organizados y fuera de nuestra rutina, que nos dejemos llevar por la gente que nos quiere agasajar, que nos premiemos porque estamos felices y son fechas señaladas…esos factores son del hambre emocional y así los identificamos:

  • Aparece de repente.- No estás con el run run todo el día, no, aparece de un momento a otro y lo necesitas para ya;
  • No saciado- A pesar de estar con el estómago lleno y satisfecho de tanto dulce, sigues comiendo porque tu mente no se sacia;
  • Culpabilidad- Cuando has acabado de comerte media tableta de turrón te sientes lleno y culpable, pero solo cuando acabas;
  • Ansiedad- Cuando estás comiendo el turrón lo haces de manera compulsiva y sin prestar atención a la cantidad que comes;
  • Comes algo en concreto- Un capricho navideño. Un polvorón, un poquito de turrón, chorizo que quizás no comas habitualmente  
  • No da señales- Tu cuerpo no lo pide pero tu cabeza sí. Se llaman pensamientos y hay que saciar esos pensamientos
  • Es urgente- Necesitas comerte ese trozo de turrón ya. No puedes esperar un poco, ni posponerlo para la merienda, es algo inmediato 
  • Surge por una necesidad emocional- Tu cuerpo físico no pide el turrón, tu parte mente sí que lo pide y lo necesita

¿Qué soluciones hay para este hambre emocional?

Lógicamente estos consejos que te voy a dar no son mano de santo y, posiblemente al pensar que es una celebración que se da una vez al año, tu mente se relajará y dirá ese refrán de “una vez al año no hace daño”, aún así ahí van algunos tips para que los tengas en cuenta:

  • Consciente- Lo mejor para tener el hambre emocional a raya es identificar y visualizar todo lo que hacemos, comemos y bebemos. Fundamental ser conscientes aunque lo hagamos mal, pero que seamos conscientes;
  • Identificar motivo- Tenemos que saber el por qué comemos mas emocionalmente. Estamos felices en familia, estamos ansiosos porque la familia nos desquicia, estamos fuera de nuestra rutina y no conseguimos organizarnos, empezamos a comer y debido a la cantidad no podemos parar, comemos alimentos que habitualmente no comemos y los cogemos con ganas…hay que saber el origen;
  • Romper el círculo- Tienes que salir de ese bucle emocional en el que te has metido con la comida. Sí, serán escasamente 15 días de desenfreno, pero cuanto menos bola se te haga y más rutina mantengas, mucho mejor para ti cuando pase la Navidad. Ten herramientas como salir a pasear (te hará huir de todos los alimentos), evita reuniones gastronómicas cada hora (te alejará de esos alimentos “peligrosos”) y mantente saciado a base de agua.


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Guillermo
Nutricionista y Personal Eating Trainer Vicedecano del Colegio de Nutricionistas de Madrid Asesor gastronómico y nutricional y divulgador nutricional en prensa escrita y digital
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