Apodada la villa chacinera, casi no hace falta explicar por qué. Guijuelo huele a jamón. Se trata del lugar con la mayor producción de jamones ibéricos de bellota de España y una de las zonas de mayor actividad agroalimentaria de Europa.
El comienzo de la industria chacinera en Guijuelo se remonta al siglo XIX. Una de las primeras familias en dedicarse a los manjares del cerdo ibérico es la de los Gómez, fundadores de Joselito. En 1868, Vicente Gómez eligió este pueblo para comenzar con la producción familiar de jamón y aquí empezó la historia de Joselito, siempre ligada a la villa, donde a día de hoy, en secaderos naturales y bodegas, se cura el mejor jamón del mundo.
Actualmente Guijuelo cuenta con una población de aproximadamente 5.600 habitantes, y genera más de 5.000 empleos en el sector cárnico y una cantidad equivalente en empleos indirectos. Supone una importante fuente de empleo en toda la comarca, no sólo en los pueblos de alrededor sino también en la capital de provincia, Salamanca, a 50 km de Guijuelo. Son alrededor de doscientas las industrias cárnicas en esta localidad, que generan una producción del 80% del porcino ibérico del país.
Se puede apreciar el paisaje de encinas en los alrededores, pero no es esto lo que lo convierte en un lugar ideal para la producción de jamón, es su clima continental, que favorece la curación del embutido, unido a la pericia y al conocimiento de quien lleva mucho tiempo dedicándose al oficio. Los maestros jamoneros saben cuándo abrir y cerrar las ventanas de los secaderos para que los jamones se curen de forma natural.
La villa es conocida por sus corrientes de viento racheado, el aire frío y seco que viene de las tres sierras que la rodean (Gredos, Béjar y Francia), permite que se den unas condiciones excelentes para la curación de los jamones. Guijuelo se encuentra a mil metros sobre el nivel del mar, al igual que otra de las zonas más famosas de producción de embutidos, Jabugo (Huelva).
Los vientos en la localidad de Guijuelo proceden de los cuatro puntos cardinales, debido a la falta de protección vegetativa del pueblo. Los del norte enfrían el ambiente sensiblemente, los del noreste son vientos que aumentan la nubosidad y las nieblas, pero escasamente las precipitaciones, que vienen generalmente con los vientos del sur y los aires del oeste; los “solanos” alejan las nieblas y soplan preferentemente en los días despejados, de gran luminosidad, lo que es muy frecuente. La pluviosidad es muy variable con predominio de los años secos y los altos calores de verano (pero no muy persistentes).
A finales del siglo XIX la actividad chacinera, que se había desarrollado siempre en la calle y de forma muy rudimentaria, empieza a evolucionar y a profesionalizarse. El comienzo de la industrialización de la villa se vio fomentado por la llegada del ferrocarril en 1896. La mejora de las comunicaciones impulsó las relaciones comerciales. A Guijuelo se le concedió el Mercado Semanal para vender sus productos y se le proporcionó el título de Villa.
A comienzos del siglo XX, la industria chacinera estaba más centrada en el tocino que en los jamones, ya que era un producto más barato y con un proceso de elaboración mucho más rápido. En 1935 se produjo un hito importante para el arraigo de la industria cárnica en la localidad, con la inauguración del Matadero Municipal. Ya en los años 60, la industria cárnica de Guijuelo, con empresas de tamaño medio y familiar, se consolidó como un referente nacional y mundial del cerdo ibérico.
Todos los años se celebran en febrero las Jornadas de la matanza típica de Guijuelo, duran casi un mes, y están declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional. Como no podía ser de otra manera, desde 2009, la villa cuenta con el Museo de la Industria Chacinera, con objetos tan curiosos como el bombo utilizado en los años treinta para llevar a cabo el sorteo que establecía el orden para realizar la matanza en el Matadero Municipal. El museo explica la singularidad del cerdo ibérico, muestra la tradicional elaboración de chacinas y la evolución de la industria ligada a la historia de Guijuelo.
Joselito este año también celebra la historia y los logros conseguidos y mantenidos en el tiempo. Son ya seis generaciones dedicadas al jamón, donde cada una ha aportado algo diferente a la compañía, que este año celebra un cumpleaños muy especial… su 150 aniversario.
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