Albóndigas jugosas, llenas de sabor y con una salsa de tomate contundente pero delicada que bañe unos espaguetis hechos al dente. Así es esta receta que no querrás perderte.
Los espaguetis con albóndigas son uno de los platos más famosos del cine internacional. ¿Quién no ha visto alguna vez esa imagen de la Dama y el Vagabundo disfrutando de ese espagueti que les uniría el resto de su peluda vida? En realidad, hablamos de una receta que surge, como muchas en Italia, de juntar un plato principal con una pasta y que normalmente lo suyo sería comer la pasta con la salsa de las albóndigas y luego, de segundo plato, las albóndigas con más salsa.
Lo que está claro es que hablamos de un plato único perfecto para toda la familia y en el que es tremendamente importante conseguir unas albóndigas jugosas y con mucho sabor. Para la salsa de tomate el único secreto es dejar que se cocine al chup chup lento, utilizar una buena base de tomate y condimentar ligeramente con las especias y hierbas que se desee. Incluso se le podría dar un toque de picante.
Lograr unas buenas albóndigas dependerá de la carne que utilicemos, por supuesto, pues será la encargada de otorgar tanto la textura como el sabor. Para esta ocasión hemos empleado una mezcla de presa Joselito picada - que se puede conseguir durante todo el año ya que con el proceso de ultracongelación que lleva a cabo Joselito mantiene intactas tanto sus propiedades nutricionales como de calidad - con Panceta Joselito curada que le dará un toque extra de umami a la receta además de la grasa, tan necesaria.
Por supuesto, se incorpora un poco de pan, huevo y nata que serán responsables de otorgar mayor ternura al resultado. Para evitar la fritura, estas albóndigas son perfectas para cocinarse en el horno siempre a alta temperatura, lo más alta posible, para que se doren rápidamente por fuera quedando poco hechas en su interior. Terminarán de cocinarse dentro de la salsa de tomate.
La salsa de tomate parte de un buen tomate triturado o pelado, aunque también se podría partir de una passata di pomodoro al más puro estilo italiano. Es la que se usa para las pizzas, por ejemplo. Si se quiere, se le añade un poco de cebolla y de ajo muy bien pochados y, además, algo de orégano, tomillo y albahaca. No será necesario incorporar azúcar de ningún tipo, pero sí dejar cocinar a fuego muy lento con un poco de aceite de oliva virgen extra hasta conseguir una salsa densa, nada acuosa.
Los detalles finales de la receta pasarán por sumergir las albóndigas ya horneadas en la salsa y cocinarlas allí, a fuego muy bajo, durante unos minutos. Y luego cocer los espaguetis según las instrucciones del fabricante. Cuanto mejor sea la pasta, mejor será el resultado. Se buscarán espaguetis de trigo duro, rugosos por fuera, que absorban lo mejor posible la salsa que los bañará.
Como recomendación, es ideal retirar las albóndigas de la salsa antes de mezclarla con los espaguetis. Y luego ya volver a incorporar las albóndigas por encima de los espaguetis condimentados. Para terminar, abundante queso parmigiano reggiano por encima y la felicidad y el amor se fraguarán delante de este plato tan mítico.
Para las albóndigas:
Para la salsa de tomate
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