El 26 de febrero es el Día del Pistacho. Ya sabéis que aquí en Joselito nos gusta más un festejo que a un tonto un lápiz. Bueno, os confieso que al que le gusta un festejo es a mí en particular. Y como siempre os digo en “el día de…”, tenemos que probarlo y consumirlo, que así se siente más de cerca el alimento. Pero como bien reza el título del artículo, a poder ser un puñadito. Ese es el gran problema. Y de eso me gustaría hablar antes de entrar en materia.
En consulta me encuentro mucho a ese tipo de gente que me dice que al ser “sano” se puede tomar lo que quiera. Atino un poco más. Soy una persona (y un nutricionista) que presta bastante atención a los frutos secos porque me parecen que tienen bastantes propiedades, beneficios y unos nutrientes muy interesantes. Hasta ahí todo bien. Eso quiere decir que los incluyo en la mayoría de las dietas como es lógico y la mayoría de mis pacientes, excepto que sean alérgicos o intolerantes a alguno de ellos, tiene su ración de frutos secos diaria.
Ahora viene el problema (y es que al ser algo saludable), parece ser que tenemos vía libre para su consumo. Y nada más lejos de la realidad. El aceite de oliva virgen extra (AOVE) también es muy saludable y lleno de propiedades, y creo que nadie aquí en el Metaverso ni en el planeta Tierra se enchufa litros y litros diarios por muy bueno que sea. Parece ser que con los frutos secos no pasa lo mismo, y cómo son fáciles de comer y gustan a todo el mundo, pues se crea la combinación perfecta para que se conviertan en el picoteo perfecto. Y lo digo con toda la ironía del mundo, porque esta combinación de “perfecto” tiene bien poco.
Ayer sin ir más lejos le tuve que echar a Carmen (una paciente mía) la bronca porque es incapaz de regular el puñado de nueces o pistachos que le he puesto por las tardes. Ella coge la bolsa, y mientras trabaja, se lo va comiendo sin miramientos. Ahí está uno de los grandes errores de esto, en comerlos mientras hacemos otras cosas, porque no somos conscientes de lo que estamos comiendo. Conscientes, eso es lo que tenemos que ser a la hora de comer cualquier tipo de alimentos, pero estos en concreto mucho más. ¿Por qué? Porque los frutos secos no requieren de ningún tipo de cocinado, es decir, van de la bolsa a la boca directamente, fáciles de comer, ricos, fáciles de transportar…Combinación explosiva.
Los frutos secos debemos y tenemos que regularlos. Hay que consumirlos, tanto en platos (unas nueces en una ensalada va fenomenal) como de manera individual. Pero para ello hay que controlar mucho el tema de la cantidad porque si no tenemos un problema. Son alimentos muy interesantes, pero también alimentos muy calóricos debido a su alto contenido en ácidos grasos (las grasas de toda la vida) porque si no aumentaremos de peso muy fácilmente. Con esto no quiero decir que pasemos al lado opuesto, le tengamos miedo a los frutos secos y no los consumamos. Lo que hay que hacer es regular las cantidades y ponerlos en momentos donde no estemos haciendo mil cosas porque si no se convertirán en un picoteo sin sentido.
Aun así, vamos a ver qué beneficios tienen estos pistachos en concreto para celebrar su día como es debido.
Antes de enumerarlos, quiero decir lo que siempre digo. Los alimentos nos alimentan, nos nutren y así es como hay que usarlos o tomarlos, no como medicamentos. Hecha esta aclaración, pasemos a ver los beneficios:
Con estos beneficios queda claro que el pistacho es un fruto seco de lo más interesante a nivel nutricional y que deberíamos incluir en nuestra alimentación. Siempre de manera moderada y equilibrada, y repito por enésima vez, ¡un puñadito! Y si buscas una receta riquísima con frutos secos, te recomiendo que eches un ojo a esta ensalada de calabaza con papada Joselito y frutos secos.