Ya estamos metidos de lleno en la Navidad. Pero de lleno hasta las trancas que se suele decir. Menos mal que este año no ha habido cenas de empresa, comidas con colegas ni eventos varios. Yo era el típico que el 24 de diciembre ya llegaba con los 2kg de más, por si acaso no me dejaban repetir cordero el día de Nochebuena.
Este año está siendo muy diferente y para que nos vamos a engañar, está siendo raro. Eso que tanto odiabas lo estás echando de menos.
Echas de menos que tu cuñado te cuente que Instagram es una aplicación muy guay donde subir tus fotos de viajes, echas de menos a tu tía la punki hablando de los políticos, echas de menos a tus primos emo con su silencio ensordecedor y su cara de seta, echas de menos la bandeja de dulces de tu abuela que no sabes si comerte un turrón o el espumillón que por ahí asoma…este año se están echando mucho de menos muchas cosas sí, pero seguro que lo de los 2kg no lo vas a echar de menos.
Y de turrones, polvorones, el belén y la subida del azúcar vengo yo a hablaros hoy. Me han encargado la difícil tarea de hacer ranking de los dulces más típicos en los hogares de España, y digo difícil porque ya sabéis los que me conocéis de hace unos artículos a esta parte, que yo soy de salado, a mi dame un chorizo Joselito o instálame la pata de jamón en la cocina y déjame en paz de bandejas repletas de dulces.
Además no sé quien me dijo que hay que probar el turrón en Navidad aunque solo sea un trocito. Sí, como la tarta en los cumpleaños que sino trae mala suerte. Menos mal que no hago mucho caso, porque con la de cumpleaños, celebraciones y demás a los que vamos, mi azúcar estaría en el punto de mira como el mismísimo coronavirus.
Bueno, tomen asiento, séquense la saliva que empiezo a disparar. A mi después no me culpéis de vuestros pecados, yo os he avisado e informado punto por punto de todo lo que hay, aún así lo importante es disfrutar con moderación.
Es el rey de las Navidades, creo que no hay casa ni ser humano en España que no tenga o pruebe un trozo de turrón, aunque sea obligado por él/la propietaria de la casa a la que vas, aunque en estos tiempos de pandemia, más de uno se queda sin probarlo. Lo hay blando o de Jijona o duro y de Alicante.
Hay muchos más, de sabores diferentes, con trufa, coco, almendras y si me apuras hasta con la vacuna del coronavirus, pero estos dos son los más famosos. Por cierto, hay una variedad, el guirlache, capaz de dejarte los dientes al comerlo.
Otro que no puede faltar en la bandeja navideña. Estas migas de mantecado en cuanto lo metes en la boca es mi favorito y mucho más gustoso para el paladar, ¡y para tus dientes! Tiene una textura mantecosa muy suave que consigue hacerse masa dentro de la boca.
Sin nada, relleno de nata o de crema, es como lo he conocido toda la vida. Y por supuesto, que la sorpresa no falte. Si algo es característico aparte de su textura esponjosa, es esas frutas escarchadas que todo el mundo quita, no sé quién fue el inventor, pero oye, ahí lo tienes año tras año.
Si el turrón es el rey, el roscón es el príncipe, aunque para mi el verdadero rey es la pata de Joselito en la cocina. Lo siento, no soy muy de dulces y aquí me tenéis esforzándome al máximo.
No sé yo si el mazapán es originalmente español (creo que no), pero sí muy típico en nuestra querida cultura. Compuesto por almendras, azúcar y huevo en diferentes proporciones.
En España se produce mucho en Toledo por lo que me dicen por el pinganillo. Ya sabéis para el próximo año cuando nos dejen ir de excursión, si hacéis alguna escapada antes de navidad a Toledo, no olvidéis traeros una caja.
Dulce típico de Italia y quizás sea un dulce que haya visto en cualquier época del año allí. Es como un roscón de reyes (por la textura esponjosa) pero a lo alto y a lo bestia, más parecido a un brioche con pasas. Personalmente es fácil de comer para los que no somos nada golosos, no empalaga como un mazapán.
Procedente de Francia es un bizcocho que se consume mucho en Baleares. Suele estar relleno de crema y recubierto de chocolate, sí, ese chocolate que queda duro y que todo el mundo quiere quitar…la verdad que es muy apetecible
Todavía recuerdo unas navidades cuando mi amigo Carlos aterrizó de Argentina y nos apareció con una caja de alfajores para todos los amigos. He de decir que con una esquinita de este dulce iba cenado. Madre mía que intensidad, quizás por la miel. Es un dulce compacto que se debe de expandir en tu boca porque aquello era imposible de digerir. Lo siento mucho pero conmigo no va.
Y con este acabamos para que no se nos suba el azúcar. Son muy parecidas a las típicas rosquillas de San Isidro (las tontas y las listas), pero con un toque más navideño, aguardiente, vino y bien de azúcar glass que para eso estamos en navidad.
Hagas lo que hagas y elijas el dulce que elijas, date un paseo y no repitas. No es un consejo de la Dirección General de Tráfico, sino de alguien que cuida de tus arterias.