
Durante décadas, la pirámide alimenticia ha sido la brújula que orienta nuestros hábitos dietéticos. En su base, las verduras y los cereales integrales. En la cima, los productos que se recomienda consumir con mesura: dulces, embutidos, grasas saturadas.
El jamón, tradicionalmente, ha vivido ahí arriba, en compañía incómoda. Sin embargo, como ocurre con frecuencia en nutrición, generalizar puede ser injusto. Porque no todo el jamón es igual. Y, definitivamente, Joselito no es un jamón cualquiera. Catalogado por cocineros, foodies y críticos como uno de los mejores jamones del mundo, Joselito también es capaz de marcar su propio camino en el plano nutricional. Su proceso de elaboración —natural, sin aditivos ni conservantes— lo aleja de los ultraprocesados y lo sitúa en una categoría aparte.
El jamón Joselito procede de cerdos criados en libertad y alimentados con los frutos que dan las encinas y alcornoques, durante el período llamado de montanera. Esta dieta, combinada con ejercicio constante, produce una carne rica en ácido oleico, la misma grasa monoinsaturada que ha hecho célebre a nuestros aceites. En este contexto, hay que destacar que se ha demostrado que con el consumo de ácido oleico conseguimos contribuir a regular el colesterol y mejorar la salud cardiovascular, cuando se consume dentro de una dieta equilibrada y moderada. A esto se suma un aporte proteico de alta calidad, vitaminas del grupo B, hierro y zinc.
Además, su largo proceso de curación permite reducir el contenido de sal respecto a otros jamones curados más industriales. También se hace necesario valorar aquellos productos a los que no se le han añadido aditivos ni conservantes. Son alimentos que tienen beneficios extra en nuestro organismo. Un ejemplo serían los productos naturales que nos aportan un mayor valor nutritivo.
En Joselito, tenemos el convencimiento de que basando nuestra alimentación en productos naturales y mínimamente procesados, estos nos aportan nutrientes de calidad. Por otro lado, al alimentarnos de productos naturales, que no han sido tratados químicamente —elaborados de manera natural—, estamos aportando a nuestro organismo los mejores nutrientes para mantenernos sanos. Evitar los alimentos ultraprocesados a los que se les han añadido aditivos químicos, es una forma fácil de no consumir aditivos innecesariamente. De esta forma, conseguiremos una dieta más rica en nutrientes esenciales.
Los productos naturales que no han sido alterados con ningún tipo de conservante poseen un mejor sabor que los alimentos procesados. En el caso de Joselito, al no añadir aditivos químicos, nuestros productos presentan una calidad sensorial más elevada.
¿Dónde ubicarlo entonces? Técnicamente, pertenece al grupo de las proteínas animales, como la carne, el pescado o los huevos. Pero dentro de esa categoría, se coloca en el extremo más noble. Es por ello que sí puede integrarse de forma ocasional en un patrón alimentario saludable, especialmente dentro del modelo mediterráneo y en combinación con un consumo de productos de origen vegetal.
En un escenario donde cada vez hay más conciencia sobre el origen, el proceso y la trazabilidad de lo que comemos, Joselito representa una combinación ideal: tradición artesanal, excelencia gastronómica y valor nutricional. Es el resultado de mucho tiempo, terrenos que debemos salvaguardar y técnicas desarrolladas.