Vivimos en una época donde no sólo nos preocupamos por nuestro cuerpo (tanto físico como emocional), sino que gracias a una chica llamada Greta Thunberg nos preocupamos también de nuestro planeta, que falta nos hacía. En este sentido estoy un poco a favor y un poquito en contra, ya que las cosas impuestas de manera radical no me gustan un pelo como a la mayoría de los mortales, aunque sepamos de buena mano que es lo mejor para nosotros, pero por la fuerza no.
Thunberg es la realfooder del planeta Tierra, y me parece muy bien porque era algo necesario. No os voy a contar nada nuevo diciendo que en cuestión de 50 años “nos” hemos cargado el planeta cada uno aportando su granito de arena. Y cada uno se lo carga a su nivel. Unos no reciclan, otros reciclan y lo hacen mal, otras personas usan mucho plástico, beben con pajita y van con su coche solos a trabajar pudiendo ir en transporte público.
Así que todos somos un poquito culpables de los disgustos que le estamos dando a la tierra y en detrimento a esta joven chiquita sueca.
Escuchamos en las noticias que los polos se deshacen, que aumenta el calentamiento global y que cada vez hay más desastres naturales, pero no sólo es problema de la contaminación o del reciclaje, creo que todos podemos cuidar el planeta desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, y lo mejor en estas situaciones no es alarmar a la población y echarle la culpa, sino buscar soluciones a nivel individual y hacerlo lo mejor posible (o por lo menos, lo menos malo).
Por ejemplo hace unos días fue el día mundial del agua, el 22 de marzo. Eso no significa que estemos sin beber ese día nuestros 2 litros de agua diarios, no, que te veo venir, sino que seamos más cuidadosos a la hora de usarla, controlando más las duchas que hacemos o el no derrocharla, y no sólo ese día, sino todos los días del año.
Y si nos seguimos poniendo responsables, también en la alimentación se puede serlo, y sostenible evidentemente. Aquí es donde Joselito entra a formar parte con una buena apuesta, con una producción de productos sostenibles, respetando el tiempo de maduración de los mismos y con un consumo moderado y con buenos tiempos de producción, evitando pesticidas y otros factores asociados a la producción masiva de alimentos, pero lo mejor es contarlo de una manera más desarrollada, y si me apuras, hasta con premios y todos.
Barriendo para casa, he de decir que Joselito ha sido la primera empresa agroalimentaria del mundo (de la Tierra, que nos estamos poniendo sostenibles) en obtener el prestigioso sello PEFC, un sello internacional, por su labor de reforestación de la dehesa y por las prácticas tanto en el cuidado animal como en la elaboración de los productos de manera responsable y respetuosa con todos y cada uno de los animales y del medio ambiente, así como la inocuidad y calidad de todos los productos.
PEFC es el sistema de certificación forestal más implantado en el mundo. El objetivo de PEFC es asegurar que los bosques del mundo sean gestionados de forma responsable, y que su multitud de funciones estén protegidas para generaciones presentes y futuras, aquí es cuando Greta respira tranquila.
Para ello cuenta con la colaboración de propietarios y empresas del sector forestal, que apostando por la certificación de sus bosques e industrias, están asegurando la sostenibilidad del sector, así que gracias Joselito una vez más. Y cuidado, que este certificado o sello avala que la explotación es sostenible, respetuosa con una tarea de reforestación alucinante como es la plantación de más de 165.000 encinas y alcornoques desde 2003.
Y por otro lado, también han obtenido otro sello, GGN otorgado por Global Gap por la ganadería sostenible que tiene. Es decir, Joselito no solo cuida el entorno, sino también a sus animalitos, de ahí que a los cerdos se los denomine “happy pigs”. Greta estaría tan contenta de nosotros que porque es vegana, que sino le mandábamos un jamón para celebrarlo.
Desde hace más de 150 años, Joselito se ve obligado a diario a comprometerse con el medio ambiente, con el entorno y el tejido rural, con la explotación sostenible de los recursos naturales.
Solo así se ha fraguado una compañía como Joselito, un auténtico imperio que ha logrado trascender tanto como icono de máxima pureza gastronómica, como referente de intachable praxis profesional del sector.
La compañía lleva décadas pronunciando, defendiendo y llevando a cabo términos como alimentación sostenible, responsabilidad social, bienestar animal…un mantra que se ha ido legando de padres a hijos. Durante seis generaciones. Así que no hay nada nuevo en este sentido, vamos, ni Greta estaba diseñada por aquel entonces.
Más allá de la inocuidad alimentaria (ya sabéis, ni colorantes, ni conservantes, todo 100% natural) y de la diáfana trazabilidad de cada producto, el enfoque integral de GLOBAL GAP y Joselito, garantizan que los productos que los clientes consumen se han producido en condiciones muy responsables que conservan el planeta Tierra, el agua, y realizan un uso eficiente de la energía, reducen los desechos, fomentan la biodiversidad y velan tanto por las personas que los producen como por todos los animales que conforman la fauna de la dehesa. Y ojo, que estos requisitos son revisados periódicamente por parte de organismos independientes.
Como conclusión pensar en el futuro, en esos casi 2 millones de árboles de aquí al 2050, y de ese packaging respetuoso y sostenible que usa en cada uno de sus productos, ¡bravo Joselito!
