Esto suele pasar todos los años, bueno, de hecho, el único año que no pasó fue en el 2020, pero porque no nos podíamos reunir ni para ir al médico, que si no hubiésemos salido rodando, ¡y tan felices, no nos vamos a engañar!
El caso es que cuando llegamos a mediados de diciembre, aquí un servidor (nutricionista de profesión) suele empezar a ver los mismos patrones entre sus pacientes, y os pasaré a explicar a continuación para que lo entendáis.
Venimos de unos días de puente, porque hay que poner en contexto que el 6 y el 8 de diciembre fue fiesta. También de muchas quedadas con gente, desde las famosas cenas de empresa de las que hablé hace unos días hasta las de amigos de la Universidad, del Colegio Mayor, de los de pádel, que si tus amigos íntimos y, así, un sinfín de comidas y cenas en general.
A todo esto, hay que incluir las ganas que tenemos de hacer “dieta” en estos días cuando la próxima semana ya empezamos con Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Año Nuevo, Reyes…en fin, esto no hay por donde cogerlo.
Paciente sí y paciente también te llama para contarte que si no puede ir, que si se encuentra mal, que si se le ha olvidado, que si la abuela fuma…¡EXCUSAS!, ¿y después que pasa?, que llega enero con las rebajas y nos llegan las prisas.
Con esto lo que quiero decir es que ahora, en este mes de diciembre, necesitamos un plan bien definido, una buena estrategia para que no nos comamos todo antes de Navidad.
Evidentemente soy consciente de lo que tenemos entre manos, pero aquí no podemos tener una actitud polarizada, ¿qué quiere decir eso? Que ni tenemos que encerrarnos en casa sin salir, ni tenemos que salir todos los días a las calles a comérnoslo todo como si fuese el fin del mundo. Aquí no hay blancos ni negros, vamos a intentar movernos por la paleta de colores.
Ojalá tuviese la receta secreta para llegar airoso (y estupendo) a la Navidad, pero nada más lejos de la realidad, ni la varita mágica como Harry Potter ni la piedra filosofal. Aun así, me he estrujado un poco los sesos para que llevemos a cabo algunas cositas que nos van a salvar el culo (y no hacérnoslo crecer) en estos días.
Seguro que muchos las sabéis, pero lo que siempre digo, esto no es para saberlo, sino para llevarlo a cabo.
1- Planificación por días
Siempre digo que es muy importante que nos planifiquemos, de esta manera evitamos sobresaltos y contratiempos. En esta época es verdad que los contratiempos están a la orden del día, y que un jueves tonto te pueden llamar tus amigos para tomar una copita de champán y un polvorón para brindar por este año.
No pasa nada, hay que hacerlo, pero, para ello, antes debemos tener una buena planificación de día a día teniéndolo todo bien atado, desde el desayuno hasta la cena, y si pasan cosas como esta, no hay problema, es un “extra” en el día, no un día entero tirado a la basura.
2- Lo bueno está por llegar
Intenta apretar un poco el cinturón de las ganas y piensa que en 2 días estamos riendo, comiendo, celebrando y brindando. Resiste que no queda nada.
3- Creación de estrategias
Puedes ponerte un tope de de jolgorios, y sino crear estrategias en el campo de batalla. Por ejemplo, si te excedes en la comida, no lo hagas en la cena, es decir, no hagas doblete en el mismo día.
Otra buena estrategia en lo que a bebida se refiere, intenta acompañar el alcohol con agua u otra bebida. Sí, sírvete tu vino o cerveza, pero si queremos saciar la sed o beber más, que sea agua, agua con gas, un buen zumo de tomate preparado u otra bebida no alcohólica
4- Evitar los excesos
Primeramente evita los excesos, piensa que viene la Navidad y ahí sí que vas a cometer más de un exceso, algo lógico, pero vamos a dejarlos para más adelante, no ahora que todavía queda una semana para Nochebuena. Intenta hacer “excesos healthy”, brinda, come y bebe pero con cabeza.
Si te tienes que comer un mazapán hazlo, pero uno, que cuando estés con toda la familia yo te comerás alguno más de la cuenta .
5- Come consciente
Esto es una regla básica de la nutrición que hay que llevar a cabo siempre para evitar que aparezca ese hambre emocional, pero ahora en Navidad más que nunca, no podemos ni permitirnos bajar la guardia.
Es un momento muy social y la mayoría de los momentos de ocio van acompañados de mucha gente. Para y piensa. Es lógico y normal que disfrutes de una conversación y de unas buenas risas, pero por favor, no le des al interruptor de apagar y que todo lo que te pase por delante de comida vaya directo a tu boca. Vuelvo a repetir otra vez, párate y piensa
6- En casa no
Y con esto me refiero a lo de tener cosas tentadoras tanto de comida como de bebida. Nuestra casa, nuestra nevera o nuestra despensa puede ser nuestro peor enemigo porque nos pone a disposición todo eso que hemos comprado con cierto remordimiento.
Si puedes intenta no tener dulces navideños ni tampoco bebidas que sean muy apetecibles. Con esto no quiero decir que no te los comas, hazlo fuera de casa y cómpralos cuando sea Navidad, no 4 meses antes como pretende que hagamos El Corte Inglés. ¡Ay lo de ver los polvorones en agosto, qué suplicio!
A todo este combo gastronómico le añadiría lo que siempre os digo, ejercicio, ejercicio y más ejercicio. No intentes aumentar la intensidad del mismo, simplemente mantén la rutina.
Con eso ya eres un máquina, porque no hay cosa más dura en estas fechas, que tras una gran cena pre-navidad con amigos, seas capaz de levantarte e ir al gimnasio. La rutina es lo más importante. Seguir una dieta establecida y pensar que en nada llegamos a buen puerto, ¡la Navidad!
