¡Ay lo que me gusta hablar a mi de comida! Hoy no celebramos el día de nada, ni os vengo a hablar de temas serios. Hoy hablaremos de algo que gusta a todo el mundo. El jamón Joselito. Ahora estaréis pensado, “mira que original este chico”, pero de vez en cuando es necesario hablar. Es como hablar de Eurovisión, que todo está dicho, pero de vez en cuando hay que hablar. Pasa lo mismo con el tiempo, que parece un tema de ascensor (que lo es), pero de vez en cuando también hay que hablar de ello, que sino se pierde la gracia.
En este post...
Pues eso, que vengo a hablar de jamón. Concretamente del bocadillo de jamón. No sé cuantos de vosotros sois fans del bocadillo de jamón. Seguro que por vuestras vidas ha tenido que pasar en algún momento. Puede que haya sido en el colegio en vuestra más tierna infancia. Igual el recuerdo lo tenéis de vuestra época de excursiones con la familia cuando ibais a visitar algún pueblo o al campo. También habrá recuerdos de la Universidad en esos viajes infinitos en autobús que el bocadillo de jamón era la única razón por la que sobrevivir durante todo el viaje.
Ese momento de parada, sacar tu bloque de papel de aluminio que empezaba a oler. Despellejar como buenamente podías el bocadillo e hincarle el diente rápidamente por si alguno de tus colegas te decía, “déjamelo probar, por favor”. Tú tenías que ser el primero en saber el estado de ese bocadillo. Y si el primer mordisco importaba, poco se habla del último muerdo. Eso sí que es el placer de placeres. Además, yo soy de los que me guardo el mejor bocado para el final. Ya puede ser bocadillo o una tortilla de patata. Te guardas la parte más jugosa, con más cantidad, más rica…es que poco se habla de esta sensación. Quizás los que no hemos tenido hermanos hemos disfrutado siempre de ese último bocado.
Todavía recuerdo (bueno, y me sigue pasando en la actualidad), que cuando estoy con mi padre y me pido algo diferente, siempre se lo ofrezco. Al principio, porque eso de que te quede la última pinchada o el último bocado para el final y que te pida probarlo, no tiene perdón de Dios, eso sí que se puede considerar delito.
El bocadillo de jamón hace unos años se volvió a poner de moda. Desde el punto de vista nutricional es un alimento bastante completo porque tienes todo tipo de nutrientes. Por un lado, la parte de proteínas y ácidos grasos de buena calidad que aporta el jamón Joselito, y después por otro lado, los hidratos de carbono que nos aporta el pan. El jamón ya sabemos de donde viene, pero del pan te encargas tú, así que intenta elegir un buen pan, un pan de verdad y huye de esas barras de pan que no cuestan ni un euro. Opta por nuevos cereales para el pan, también por nuevas semillas, investiga nuevas opciones.
Y si desde el punto de vista nutricional es un “plato” muy completo, desde el punto de vista organoléptico va fenomenal. La parte untuosa y carnosa del jamón, contrasta mucho con lo crujiente del pan. Además la parte grasa de jamón es absorbida por esa miga tan interesante que siempre lleva el pan. Podemos considerarlo un buen binomio para los 5 sentidos. Y no hace falta que a un buen bocadillo de Jamón Joselito le pongas tomate, aceite o cualquier otro ingrediente, está bueno así y así es como se tiene que comer.
Para mi el bocadillo de jamón es y será siempre un básico que no habría ni que tocar. Bueno, realmente no habría que plantearse tocarlo porque considero que le gusta a todo el mundo. Pero como en Joselito no tenemos Happy Pigs podemos siempre probar los bocadillos perfectos de la variedad de embutidos que ofrece Joselito. A mi me encanta el de Coppa y de lomo, que deberíais probar lo antes posible.
