Me considero un nutricionista normal, ni bueno ni malo, bastante permisivo y sobre todo empático desde el punto psicológico con los pacientes. ¿Eso qué quiere decir?, que entiendo perfectamente que mis pacientes se coman un trozo de chocolate, una pizza o se beban una cerveza, no soy nada talibán con los alimentos, pero en lo que sí soy muy pesado (cual abuela cebolleta), es en la temporalidad de los alimentos.
Esto lo traducimos en que incido mucho en que consumamos los alimentos en cada momento del año en el que se producen.
Déjate de comer la sandía del verano en enero y las naranjas en agosto, ya tendrás tiempo de tomarte unos buenos zumos de naranja durante todo el invierno, pero vamos a primar los alimentos de temporada. Repito, los alimentos de temporada, que no los platos.
Un ejemplo es la ropa. Creo que hemos llegado a un punto (y más con la pandemia) que existe una unificación con la ropa, enterrando la temporalidad en cierta manera.
No existe eso de comprar ropa de invierno y de verano (sí, un abrigo es para invierno, y un traje de baño es para verano, eso está claro), pero que no nos compramos las camisas sólo para invierno y las camisetas de manga corta sólo para verano, existe una atemporalidad si lo podemos denominar así, ya no sólo por cantidad de ropa, sino por logística, ecología y demás, pero creo que ese es un extenso tema que ya lo debatiremos en otro momento, ahora lo que quiero comentar es que lo mismo pasa en la comida, puedes consumir unas cremas frías en invierno y unas verduras calientes en verano.
No es lo normal, estoy de acuerdo, pero no vamos a ser tan sectoriales, y como digo, una cosa son platos y otra alimentos de temporada.
Quiero empezar la casa al revés, por los platos. Recomendable tomar platos calientes, sopas caseras, o buenos caldos, cremas de verduras, alimentos que te templen el cuerpo porque ya hace frío y es importante “prevenir” catarros y resfriados innecesarios, y más a día de hoy.
Importante tomar mucha vitamina C, esos famosos zumos de fruta que siempre tu madre te ha dicho desde pequeño que te tomes...sí, tu madre tenía razón. También verduras frescas (que ya desarrollaremos más adelante) en los formatos que anteriormente he nombrado. Quizás en los platos donde más se varíe es en la verdura y que la consumimos en la mayoría de los casos caliente.
Una buena menestra de verduras, un pisto con huevo, alcachofas a la plancha, guisantes con jamón, o una buena parrillada de berenjena, calabacín y trigueros también son otra alternativa a las verduras en formato semilíquido.
Lo que también cambia es la forma de consumir las legumbres. Hemos pasado de tomar los garbanzos en una ensalada a hacérnoslos con boletus, o porqué no decirlo, un buen cocido. Lo mismo con las lentejas que ahora las tomamos con verduras o las alubias en ensalada de patata, cebolla y pimiento a tomarlas en un buen plato de cuchara como puede ser una fabada.
Lo que casi no cambia es la carne o el pescado. Quizás cambie la forma de preparación porque usamos mucho más el horno. Esa forma de consumir en frío las proteínas de la que hablamos hace unas semanas (el ceviche, el pescado crudo, los embutidos…), en otoño no son tan comunes, aunque como he dicho al principio, soy muy de descontextualizar los platos de temporada en función del frío o el calor, los platos, no los alimentos. Que quede bien claro
Ahora vamos a meternos en faena y vamos a ver esas frutas y verduras (sobre todo estas últimas) de temporada, de estos meses de otoño que son tan interesantes sobre todo a nivel nutricional, porque nos guste o no, tienen un sentido en esta estación.
Y tú dirás, ¿qué sentido tiene una sandía en verano? La cantidad de agua para hidratarnos, porque las altas temperaturas nos deshidratan. ¿Qué sentido tiene una naranja en invierno? El alto contenido de vitamina C, para evitar y prevenir resfriados y reforzar el sistema inmunitario. Está claro, ¡todo está inventado!
Casi me olvido, y otro grupo de alimentos que se ve afectado también son los frutos secos. Es verdad que a día de hoy podemos comer toda la gama en cualquier momento del año, pero en otoño empieza a aparecer una figura que no se ve el resto del año, y es de la castañera (o castañero) porque la castaña es un fruto seco muy de esta época. Con antioxidante, grasas saludables y fibra, característica que las hace tener un efecto muy saciante para que no acabes con el puesto.
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