A pesar del frío y la lluvia, vamos a hablar de comidas frías, aunque también me gustaría darle un toque de calor, por lo que este artículo lo vamos a dividir en 2 partes para no quedarnos helados, por un lado proteínas más allá de la carne y del pescado, y por otro lado proteínas frías, es decir, carne y pescado no solo cocinado, porque no todo en la vida tiene que ser un filete a la plancha.
Igual me he hecho la picha un lío con esta aclaración, pero creedme que lo voy a desarrollar bien para que se entienda a la perfección. Empecemos por el principio.
Por cultura y tradición todos tenemos en nuestras cabezas que de segundo hay que comer (en el 85% de los casos) una proteína, y que casi siempre es una carne o un pescado, porque parece ser que no hay otra manera.
Bueno sí, de vez en cuando nos tomamos huevo y voilà, ¡tortilla de patata!, pero si somos realistas, por cultura española parece que la comida se te queda coja si no tenemos un animal encima del plato.
Por ejemplo, hay alimentos ricos en proteínas como los lácteos o los huevos. Aparte de contener otro tipo de nutrientes y propiedades beneficiosas para nuestro organismo, son alimentos muy completos y cómo el queso, pueden ir acompañados de otros alimentos.
Las legumbres, que son las grandes olvidadas, también contienen proteínas de alto valor biológico, e incluso los frutos secos como cacahuetes también las contienen. Esto no significa que potenciemos sólo este tipo de alimentos y nos olvidemos del resto, simplemente que hay un amplio abanico en cuanto a proteínas se refiere.
Hay vegetarianos e incluso veganos que ni por asombro se plantean la escasez de proteínas en su día a día, simplemente investigan nuevas vertientes, pero no hace falta hacerse vegetariano para comerlas, simplemente podemos “regularizar” ese consumo de carne y de pescado con el fin de encontrar nuevos alimentos.
Para los escépticos y los que piensan que nos vamos a quedar escasos…decir que el cuerpo absorbe una cantidad de vitaminas, superado ese tope, las proteínas rondan por el torrente sanguíneo lo que no es muy favorable, así que dejemos de lado la frase “sin carne o pescado me voy a quedar escaso de proteínas para mi cuerpo”. ¿Dónde encontrarlas?
Después de hablar de las tradiciones y asociaciones culturales en cuanto a un segundo plato, vamos a darle una vuelta de tuerca y a tomar esos segundos platos en frío. Aquí es cuando a tu abuela se le fríe el cerebro porque no entiende nada.
Ahora sí que sí vamos a hablar de carne y de pescado (sólo), pero no como lo solemos consumir…un filete de cerdo a la plancha, o besugo al horno, unos muslitos de pollo a la brasa o merluza en salsa verde. Vamos a redescubrir estos 2 alimentos pero en frío.
Voy a dejar que tu horno descanse un poco estos días. Por ejemplo, podemos optar por pescados ahumados (salmón, bacalao) acompañados de huevo duro, alcaparras y cebolla.
Este plato de cena es sabroso y no requiere de calor. El ceviche con sus millones de verduras puede ser un 2 en 1 como digo yo perfecto para el mediodía, fusionas un primero y un segundo en este tipo de platos y listo. También el pescado crudo en formato sushi, sashimi o nigiri…pero cuidado fanáticos de lo japo que veis el cielo abierto con esto.
El gran problema de muchos platos de pescado caliente, es que “huelen”, muchos pacientes me lo dicen en consulta y estas opciones en frío son de lo más interesantes a la hora de llevar la comida al trabajo.
Un embutido ya sabemos que nos gusta mucho y más si es de Joselito. Pero tenemos otras opciones para consumir la carne en frío. Carnes blancas en ensalada.
Ahí podemos meter una pularda con mango, y si no la habéis probado, no dejéis de hacerlo. Plato ligero y lleno de proteínas. Otro ejemplo si no te gusta el típico sándwich de york queso, sería una empanada, por ejemplo de carne mechada, jugosa y casi que conveniente tomarla fría.
Ahora que ya sabemos que hay proteínas más allá de un pollo asado, potenciemos esos alimentos, inventemos, enredemos y no tengamos miedo, vamos a cambiar un poco esa parte tradicional que tanto nos gusta pero que es necesaria, ¡es hora de salir de la proteína de confort!