No es que estemos ya en invierno con la bufanda puesta y los pantalones por dentro de los calcetines para andar por casa, ni mucho menos, pero ¡ay qué bien me vendrían a mi ahora unos calcetines ahora mismo!
El caso es que en Madrid empezamos a tener fresquete (no me quiero imaginar en mi querida Zamora), pero con unos cambios de temperatura duros duros que nos están volviendo locos a la mitad de los que vivimos aquí.
A las 7:30 de la mañana, cuando voy al gimnasio, tenemos 4 grados como mucho, claro, voy dando diente con diente hasta que llego a la puerta del gym. Pero después, a las 2 de la tarde, se nos ponen encima los 22 grados y con un sol asfixiante, porque otra cosa no, pero en Madrid solazo durante el día lo tenemos todo el rato. Eso significa quitarte 3 capas de encima y estar en una terraza en manga corta cual lagartija tomándote un café con hielo, porque yo asumir que el verano se ha acabado no lo termino de asumir.
Y eso se ve reflejado en lo que os digo de los calcetines. Intento estirar el chicle todo lo que puedo y más. Si me apuras hasta el Día de Todos Los Santos. Vamos, que algún año si salgo a la calle y me quedo a tomar el aperitivo antes de comer, me calzo unas chanclas y me quedo tan ancho. Chanclas sin calcetines, no os vayáis a pensar que me disfrazo de guiri. Eso sí, con más frío que vergüenza, pero allá que voy a tomar el aperitivo.
Es agradable este tiempo aunque sea un poco caótico. Madrid, en concreto, en septiembre, octubre y parte de noviembre es de lo más apetecible. No hace ese calor asfixiante de verano, todavía hay luz durante el día y hay muchos planes por hacer; que quieras que no, el frío nos hace quedarnos en casa bajo la manta pegados a Netflix las 24 horas del día.
En consulta lo voy viendo según van pasando las semanas. Cada vez más frutas y verduras de temporada (en otoño tenemos mucho alimento nuevo y eso a los pacientes les apetece), nuevos platos de cuchara más adaptados al “fresquillo” (perdonadme si no uso la palabra frío, pero como zamorano he de decir que se puede decir que hace frío cuando el termómetro no sube de los cero grados en todo el día), y nuevos deportes, porque no nos engañemos, ¿quién sale a correr en verano con 35 grados? Claro, esto tiene los días contados, porque cuando “no es el calor'', es porque “empieza a llover”.
En los supermercados, aparte de las calabazas y los disfraces por Halloween, encontramos higos (parece mentira lo flexible que es este alimento), setas en todas sus variantes y coliflor (y no solo la típica blanca de toda la vida). Nuevos productos y lo que conlleva nuevos platos…¡tomen nota!
A mi lo que más me gusta de esta época es que vuelven los platos de cuchara. Para mi eso no es problema porque los suelo comer con 40 grados, pero es mucho más placentero tomarte un puré de verduras de mamá con 15 grados que a pleno sol un 8 de agosto a las 3 de la tarde.
Dicho esto, platos muy de ahora, muy de octubre y de noviembre, esos alimentos que se dan tanto ahora, veamos y segreguemos saliva.
Con este plato siempre me acuerdo de Ana, la madre de mi mejor amiga. Y es que hace unos garbanzos de Fuentesauco con boletus que se te va la pinza.
Para los que no lo sepan, Fuentesauco está en Zamora, y es que en Zamora tenemos fama de tener muy buena legumbre, entre otras cosas.
Unos habones de Sanabria del tamaño de una cuchara sopera, unas lentejas pardinas con todo el hierro del mundo y los famosos garbanzos de Fuentesauco. Acompañados por setas y sus derivados hacen un plato de cuchara redondo, que espero que Ana me mande pronto a Madrid. Si me lees, ahí lo dejo. Agradecido hasta el infinito.
Con tanta calabaza por Halloween hay que hacer algo con ellas porque como diría una madre “la comida no se tira”.
La calabaza refuerza nuestras defensas, algo importante es esta época en la que el tiempo está tan loco y cada vez más nos desprendemos de la mascarilla. Contiene antioxidantes, son buenas para el sistema cardiovascular y para todas esas chicas que tienen cistitis, no te la quita evidentemente, pero la puede prevenir, y no solo la cistitis sino muchas “dolencias” a nivel renal.
Las alcachofas, otro puntazo de esta época. Siempre y cuando sean unas buenas alcachofas, el plato estará bueno. Yo las acompañaría de un buen jamón Joselito, e incluso, si me apuras, de coppa, así encima de las alcachofas y que con el calor se llegue a “deshacer” un poco esa grasilla…en fin, que voy entrando en calor solo de pensar en este plato.
También se puede acompañar de algún fruto seco de ahora, unas castañas, por ejemplo, o sino de alguna semilla.
Pongo solomillo como plato, pero es la mejor época para consumir cualquier tipo de carne fresca de Joselito. Recordemos que noviembre es la época de la montanera y la de nuevos frutos, frutas y verduras.
A este solomillo le podemos poner peras, castañas y también un buen puñado de setas y un puré de calabaza como acompañamiento. Un plato de otoño rico, nutricionalmente equilibrado con muchos beneficios y de lo más apetecible en esta época
Para los más pesimistas: que los días sean más cortos y empiece el frío, no tiene por qué ser una mala época el otoño. Piensa que es una época de bonanza gastronómica y el momento del año que más puentes, festivos y acueductos hay. Así que ya estás yendo a la compra a cargar la nevera con platos de temporada y como consejo, invita a algún amigo a casa a comer, sorprendeles con alguno de estos platos y abre un buen vino.
