Una versión 2.0 de una preparación tan casera como buena y saludable, pero, además, con la máxima potencia del sabor de Joselito. Una receta que funciona muy bien como plato único, pues, junto con la verdura, contiene el equilibrio perfecto de grasas y proteínas
Aunque podemos encontrar judías verdes durante todo el año en el mercado español, es ahora, de octubre a marzo cuando podemos hallar las mejores de la temporada. Esas judías verdes como la esmeralda, tersas y crujientes que en muchas casas históricamente se han consumido al lado de patatas, en ocasiones de zanahoria y muchas veces también algún sofrito de ajo y/o pimentón.
Para los más “vírgenes” simplemente un poco de aceite y vinagre o incluso una cucharada de buena mayonesa casera. Como cualquier verdura, lajudía verde sufre si se cocina de más (y pierda propiedades nutricionales) por lo que la recomendación crucial es que se cuezan o salteen sólo lo justo para que su verde siga intacto, les quede algún crujiente y no estén lacias de más.
Desde Joselito siempre hemos querido recalcar la necesidad de alimentarse de forma sana y saludable, y la mejor manera de lograr este propósito es cocinar mucho en casa de forma natural, sin aditivos ni conservantes, con ingredientes de máxima calidad.
Por ello la importancia de consumir materia prima de temporada, en la que se respete sus ciclos naturales y que, sea cualesquiera el alimento a utilizar, siempre esté bien acompañada por el mejor producto del mundo Joselito. Un producto que busca siempre la perfección; el equilibrio perfecto entre magro y una grasa saludable que ayuda a reducir el colesterol y los triglicéridos, fruto del minucioso cuidado y atención que se pone en cada detalle.
La receta de hoy, bien entraría en la categoría de desayuno saludable, de comida formidable o de cena rápida, deliciosa y sin complicaciones. Una receta muy sencilla de hacer y llena de sabor: judías verdes con huevos revueltos, puré de patata y papada tanto en su versión crujiente dentro del jugoso revuelto como en crudo para terminar por encima con unas finas lonchas que se deshacen al contacto con el calor.
A simple vista, uno no es capaz de imaginar la grandeza de este caso. Un clásico de casa 2.0, reinventado y adaptado para todos aquellos que se habían cansado de aliñar sus judías verdes siempre de la misma manera.
La dificultad de este plato no es más que la de disponer de todos los ingredientes a mano y, quizás algo más mañoso, pelar las judías verdes. Para ello sólo hay que cortar las puntas y pelar el filamento longitudinal que presentan a los lados. Una vez hecho esto, se cortan pequeñas y listas para ser salteadas (así también se ahorra el paso de cocerlas previamente).
La base del plato estará formada por un majado de patata que no llega a ser puré, una patata cocida en agua con piel y chafada con el tenedor mezclándola con la mantequilla y la sal. Encima, la magia. Un revuelto cremosísimo a partir de huevos de gallinas felices con porciones de panceta previamente salteada en la sartén hasta que queda crujiente y un poco de crema de queso para que ayude a dar esa cremosidad. Y por encima las judías salteadas en aceite de oliva. Y ya. Fácil, de siempre, pero actual.