Un clásico de la gastronomía española como nunca antes lo habías probado: con el mejor jamón del mundo Joselito y su grasa fundente que, inundando la boca con su intenso y prolongado sabor, desaparece cuando toma contacto con el paladar y con la cremosa bechamel.
Cuando los árabes introdujeron las espinacas en España jamás podrían pensar que llegarían a ser el alimento que son hoy en día. Párense a pensar un momento en la multitud de preparaciones en las que aparecen y los usos que se le dan: como relleno, en ensaladas, como colorantes, en potaje o a la catalana; las utilidades que los españoles dan a las espinacas son casi infinitas.
Pero, entre todas las preparaciones habidas y por haber, no hay ninguna que supere a las inestimables espinacas con bechamel que se preparan desde tiempos inmemoriales en España.
Originalmente se preparaban a la crema o crême fraîche, pero no hubo mejor invento que el de Louis de Béchameil (1630 - 1703), quien, sin saberlo, mejoraría una receta que ya de por sí era buena.
La cremosidad y untuosidad que le aporta la bechamel a las espinacas lo convierten en algo verdaderamente delicioso, más si cabe con el importante añadido del mejor jamón del mundo. La receta se elevará a la luna.
Para hacerlo más interesante, y hacer dos platos en uno, lo acompañaremos de una deliciosa y al dente pasta cocida. Ya se sabe, la pasta y Joselito, no es que solamente sea un acierto, sino que es una de las mejores preparaciones del mundo mundial que gusta por igual a abuelos y nietos.
No sólo por el sabor y el disfrute gastronómico merece la pena este plato, sino que también por sus casi inigualables beneficios para la salud. “Come espinacas que tienen mucho hierro” te solía decir tu abuela. Y no le faltaba razón, ya que a la cantidad de nutrientes, vitaminas y minerales que tienen las espinacas; hay que sumar el porcentaje elevado de ácidos grasos monoinsaturados, especialmente ácido oleico, similares a los que contiene el aceite de oliva, que tiene el jamón Joselito. Una preparación deliciosa y muy saludable que permite tener una cena lista en menos de lo que canta un gallo.
¡Ah! Y la cosa no termina ahí, sino que no solo pueden utilizarse para comerlas acompañadas de pasta y jamón, sino que igualmente servirían, por ejemplo, para rellenar unos canelones de presa Joselito o hacer una deliciosa pizza gourmet de espinacas con bechamel.
Lo cierto es que la pasta, por muy italiana que la hayan hecho por adopción, es la perfecta anfitriona para recibir los productos del cerdo como toque final o integrados en sus salsas como auténticos protagonistas.
20 gr de harina (1 cucharada)