Hay tres cosas importantes a la hora de hacer una gran lasaña: el guiso del relleno, la bechamel y unos ingredientes de primera calidad. No te pierdas estos trucos para hacer la lasaña Joselito que te enamorará.
Hay ciertos platos que, indudablemente, siempre triunfan con toda la familia. Gustan a pequeños y mayores y se pueden convertir en recetas de lo más exquisitas si se hacen con el mimo adecuado y se utilizan ingredientes de primera calidad. Esta lasaña se elabora a partir de un guiso de presa Joselito muy picada y panceta al que se le añaden unas acelgas para aportar fibra al conjunto y también jugosidad.
Efectivamente, ¡es una forma perfecta para que todos coman acelgas prácticamente sin darse cuenta. Como decíamos, para preparar una buena lasaña es clave elaborar un ragú de categoría, ese guiso meloso que parte de un sofrito de cebolla para luego ir incorporando condimentos, la carne elegida, las verduras y el tomate en este caso (porque es un ragú rojo, que también los hay blancos sin tomate). Una vez elaborado el guiso de carne, éste se podrá utilizar tanto para hacer una lasaña como para preparar una moussaka, hacer un pastel de carne, rellenar unas bombas de patata o una calabaza, hacer canelones o condimentar cualquier tipo de pasta.
Aunque se podría añadir la carne picada directamente, en esta ocasión hemos decidido hacer una preparación con ella que luego servirá también para albóndigas o para filetes rusos. Siempre hay que optimizar en la cocina. Lo mejor es pedirle al carnicero que pique la presa Joselito, un corte lleno de sabor y con la cantidad justa de grasa para nuestra boloñesa, una carne 100% natural libre de metales pesados y rica en nutrientes beneficiosos. Queda mucho mejor si la pica el carnicero que si la intentemos picar nosotros en casa con un robot; a no ser que tengamos picadora. Si preferís, se puede hacer también con pluma o, yéndonos a un corte más magro, con lomo Joselito. Se mezcla con la panceta Joselito curada, que le da muchísimo sabor y jugosidad, y también con pan remojado en nata, ajo, perejil, sal y pimienta negra. Esta combinación es triunfadora y nos ayudará a ligar también todo el ragú una vez puesto en la olla.
Como trucos esenciales, utilizar además un buen vino tinto y dejar que evapore completamente en la olla a fuego fuerte una vez que se añade y luego regar con un tomate de primera calidad que reduzca a fuego muy bajo durante el mayor tiempo posible. El objetivo es conseguir una salsa muy cremosa, nada líquida, reducida y concentrada y llena de aromas. Cada uno podrá luego incorporar las hierbas aromáticas que desee, como albahaca o un poco de orégano pero no son imprescindibles.
Lo que sí que lo es, es una buena bechamel elaborada con mantequilla y unas gotas de aceite para que ésta no se queme, harina cocinada a fuego suave para que pierda el sabor a crudo y una leche entera de calidad. No será necesario agregar nada de nuez moscada. Por encima, queso mozzarella y algo de parmigiano reggiano y la lasaña se irá al horno para gratinar durante unos 30 minutos y que todo se asiente muy bien. Es importante siempre dejar reposar antes de cortar y servir, para que no se desparrame el interior ni la bechamel esté demasiado líquida.
Para la bechamel: