Convierte tus ensaladas en platos refrescantes y originales, ahora que llega el buen tiempo dale tu toque Joselito a las mejores ensaladas.
Sol, calor, buen tiempo, terrazas y la primavera que se convierte en verano son los mejores aliados para llenar nuestras mesas de suculentas y divertidas ensaladas. Sí, las ensaladas hace tiempo que dejaron de ser únicamente de lechuga, tomate y cebolla para convertirse en auténticos platos de alta gastronomía si se desea.
Si nos acercamos a la RAE, el término ensaladase refiere a “Hortaliza o conjunto de hortalizas mezcladas, cortadas en trozos y aderezadas con sal, aceite, vinagre y otros ingredientes.” Así que en realidad cualquier mezcla puede ser una ensalada si contiene alguna hortaliza y si está aderezada, sea fría o caliente.
Eso nos abre un amplio espectro de posibilidades, casi infinito, para conseguir llevar a nuestra mesa sabor, color, equilibrio y apetitosidad hasta para los platos que normalmente se han considerado meros acompañamientos.
En esta ocasión, la propuesta es tan apetitosa como sencilla de preparar, una ensalada a partir de buen aguacate sin fibras y en su punto perfecto de maduración, aliñado con una salsa gremolata, rúcula, rabanitos, queso fresco y el punto diferenciador del salchichón Joselito, un embutido curado y ahumado en secaderos naturales, elaborado a partir de las carnes nobles de los Happy Pigs y condimentado con ajo y pimienta negra, su sello más diferenciador.
En sí, el salchichón ya es toda una receta y poco necesita, pero sí las demás preparaciones lo necesitan a él para conseguir el punch final que enamore y enganche. Su sabor potente y prolongado junto con la cremosidad de la grasa infiltrada - buena para nuestra salud según estudios científicos testados - lo hacen no sólo perfecto para el clásico bocadillo sino también para construir recetas tan sorprendentes y maravillosas como un tartar de salchichón, unos noodles thai con salchichón o unas endivias asadas con muselina de salchichón. Las posibilidades con el salchichón son muchas y muy alucinantes.
Para los que no conozcan la gremolata, visualicen en su mente un mojo al que se le añade ralladura de limón y que se prepara con perejil en lugar de con cilantro. Elaborarlo es tremendamente fácil, como los mojos o los pestos, pues sólo habrá que triturar bien, pero su magia reside en el equilibrio de los ingredientes que incorporemos, y sus cantidades.
Es una salsa de base italiana que suele aparecer acompañando platos de carne como podría ser el chimichurri en argentina pero también combina fenomenal con pescados y con mariscos y, en este caso, le da un toque de frescura magnífico al aguacate, una fruta de marcado carácter graso que encontrará la alegría en la gremolata, en el salchichón y también en el toque ácido y lácteo del queso fresco. ¿Os animáis?
1 aguacate
6 rabanitos
1 puñado de rúcula
60gr de queso fresco de oveja
1 puñado de espinacas baby
12 lonchas de salchichón
Para la salsa gremolata:
1 cucharada de ralladura de piel de limón
½ diente de ajo
100 ml de aceite de oliva
un puñado generoso de perejil fresco
Sal y pimienta negra molida