Una buena croqueta puede ser el menú de cada día pero una croqueta excelente te cambiará la vida. Aprende a preparar la croqueta de jamón perfecta y celebra el día Internacional de la Croqueta.
Tras muchas ediciones ya del premio de la Mejor Croqueta de jamón del mundo, hemos podido constatar cómo hay mucho misterio detrás de una receta que puede parecer tremendamente popular. Como ya confesaban los chicos de Cañitas Maite (ganadores del concurso en su última edición) en la entrevista con Un plato de jamón que les hicimos, detrás de una croqueta perfecta hay muchísimo estudio, muchísimas variables contempladas y muchísimas pruebas hechas. Nada es porque sí. En una croqueta intervienen muchas variables y, por supuesto, es fundamental para su resultado que el jamón que utilicemos sea el mejor jamón del mundo: Joselito.
A partir de ahí, tendremos que tener muy en cuenta las proporciones de la receta, el tipo de leche que utilizaremos, el tipo de pan rallado, cómo trabajar la leche, qué cantidad de sal, el porcentaje de grasa total de la receta, si utilizar sólo mantequilla o también aceite para elaborar el roux (esa mezcla de grasa y harina que sirve de espesante para cualquier bechamel o una velouté), cuándo incorporar el jamón y también cómo dar forma a las croquetas. Por último, y también crucial, cuándo bolearlas en función de cuándo las freíremos y cómo freírlas, ¡qué de variables en esta ecuación que parecía tan sencilla! También vimos todo esto en la elaboración de las croquetas de chorizo pero si os resulta muy complicado recordad que en JoselitoEATS podéis comprar tanto croquetas de jamón como croquetas de chorizo listas para solamente ser fritas.
Tras seguir muchas pesquisas, la determinación es que la croqueta de jamón que más nos gusta es la que es cremosa y la que tiene un punto lácteo marcado pero sin dejar de lado nunca la presencia del sabor del jamón Joselito. Luego, el rebozado será fino, para que quede crujiente pero que no moleste, teniendo cuidado con la rotura de las croquetas a la hora de freírlas. Como trucos, nos gusta infusionar el hueso del jamón en la leche caliente para que ésta adquiera el sabor característico de la misma. Para hacer la bechamel sólo quedaría hacernos con unas buenas varillas y remover largo tiempo para que ésta quede cremosísima, sin grumos, pero no densa. Luego pensad que al enfriar la bechamel gana consistencia y será más fácil de hacer la forma pero a pesar de ello advertimos de que es una masa complicada y muy tierna. Si queréis que sea más fácil el proceso siempre podréis añadir unas láminas de gelatina a la preparación, siempre muy remojadas en agua fría durante unos 10 minutos antes y luego bien escurridas y añadidas a la bechamel caliente sin necesidad de que esté hirviendo.