Dependiendo del origen y el estado de cautividad del animal, la alimentación del cerdo varía sustancialmente.
Por un lado, los cerdos salvajes se alimentan a base de frutos, hierba, hojas y raíces de árboles. Su comida favorita son, como no podía ser de otra manera, las bellotas.
También pueden comer insectos, reptiles y anfibios; en realidad, cualquier animal pequeño que encuentren a su paso.
Por otro lado, los cerdos de granja destinados a consumo humano son alimentados con grandes cantidades de comida hipercalórica para que su engorde se produzca en el menor tiempo posible. Para su alimentación suele emplearse la avena, el maíz, el trigo y tubérculos y raíces como nabos, zanahorias y rábanos.
La alimentación es muy importante para todos los seres vivos y en el caso de los cerdos Joselito es uno de los factores que más influye a la hora de determinar sus características y de favorecer la calidad de su carne.
Los cerdos Joselito se alimentan principalmente de bellota, además de hierbas de distinta naturaleza y raíces que van encontrando durante sus paseos por los pastos de la dehesa arbolada; unos paseos que pueden tener un recorrido de hasta 10 kilómetros.
Los lechones son amamantados durante 45 días, pero una vez pasado el período de lactancia se alimentarán como el resto de animales de su piara. Aunque la bellota está reservada para los cerdos adultos, los jóvenes entran en los encinares que ya han sido pastados para aprovechar la bellota sobrante, es decir, la que no se comieron los adultos o la que ha madurado tardíamente.
Desde el punto de vista nutricional, la bellota aporta unos niveles bajos de proteína y es rica en azúcares, grasas, minerales y agua. La mayor parte de la grasa que este fruto le aporta al cerdo es ácido oleico, muy beneficioso para los humanos. Así pues, la bellota, que empieza a caer a finales de octubre o principios de noviembre, le permitirá al animal mejorar sensiblemente su estado de carnes y almacenar grasa.
Durante este periodo, denominado montera, los cerdos pueden llegar a ingerir hasta 10 kilos de bellota al día, para llegar a pesar, en el momento de su sacrificio, entre 160 y 170 kilogramos.
Los cerdos Joselito, que viven libres en la dehesa, también son deportistas, ya que cada día caminan unos cuantos kilómetros para poder conseguir su comida. Este ejercicio físico es esencial para la calidad del producto final, porque la gimnasia funcional proporciona al animal una estructura ósea maciza y bien desarrollada, capaz de soportar una musculatura vigorosa, de especial textura y dureza en las regiones anatómicas que compondrán el pernil del cerdo, con el que se elaborará más adelante el Jamón Joselito de la mayor calidad.
Este ejercicio físico también es el responsable de la infiltración de las grasas en el músculo del animal, por eso en algunas ocasiones, al inicio de la montera, los ganaderos introducen a los cochinos en los lugares de más difícil acceso de la dehesa, dejando las zonas más llanas para la parte final del periodo de engorde, ya que a medida que pasen los meses el peso adquirido por los cerdos les restará movilidad para acceder a los lugares más recónditos.
