Delicado, untuoso, potente y adictivo, el chorizo Joselito es un embutido ibérico de bellota lleno de posibilidades dentro de la cocina gracias a su excelencia.
A la hora de elaborar chorizo, uno de los embutidos más extendidos en nuestra gastronomía y en el más allá, es de vital importancia el equilibrio entre los condimentos y una carne y grasa de gran calidad pues estos tres aspectos a los que hay que poner tanta importancia darán como resultado un embutido elegante y equilibrado que querremos consumir tanto tal cual como en muchos de nuestros platos. Una de las características más importantes del chorizo es el pimentón, que llegó desde América en el siglo XVI y es el que aporta al embutido su color rojo tan representativo pero también la potencia sápida punzante con ese carácter ahumado que llega al final de cada bocado. Sin duda hay muchas variedades de chorizo en España, sobretodo refiriéndonos a diferentes zonas de la península y de las islas, pero el chorizo ibérico de bellota de Joselito, 100% natural y elaborado a partir de magro de cerdo, sal marina, pimentón, ajo y azúcar eleva a los altares cualquier concepto que tengamos al respecto de este embutido pues su sabor intenso y jugoso deja en la boca una untuosidad difícil de imitar.
Todos pensamos rápidamente en un bocadillo cuando la palabra “chorizo” sale a la palestra pero una gran idea siempre será emparedarlo en un mantequilloso cruasán que al ser calentado levemente fundirá toda la grasa de las rodajas convirtiendo el bocado en algo sublime y es que al ser una grasa de calidad simplemente con una temperatura unos grados superior a la del cuerpo humano se funde completamente. Aunque fuera de nuestro país pueda parecer que aquí todo lo cocinamos con chorizo esta afirmación está lejos de la realidad a pesar de que la untuosidad y el retrogusto del chorizo Joselito son fantásticas para elaborar platos de aquí y de allá como por ejemplo para darle el toque salado a esas brevas que ahora nos llegan de temporada, con un poquito de yogur o labneh como hilo conductor y una picada de chorizo encima con unas gotas de aceite de oliva se convertirá rápidamente en un aperitivo sorprendente. No puede faltar el chorizo Joselito en una tortilla jugosa y muy bien picado puede ser el aporte para que los clásicos macarrones con chorizo se conviertan en un plato de pasta galáctico.
Es curioso porque en Italia preparan pizzas con chorizo y, partiendo de esa idea, rellenar una piadina romana con un poco de queso de pasta blanda tipo brie, unos tirabeques salteados y unas rodajas de chorizo Joselito resultará en un “sándwich” gourmet que sólo nos llevará unos minutos preparar y que con una buena copa de vino será una cena o un tentempié de lujo. Como rey de las tapas, también muy bien picado el chorizo será el protagonista idílico de unos huevos rotos con patatas o de cualquier crema invernal o sopa fría veraniega, ¿qué tal una vichysoisse con taquitos de chorizo ibérico de bellota? Acercándonos también a recetas típicas catalanas, el chorizo Joselito sería el sustituto excelso de la clásica butifarra dentro de un trinxaty si damos el salto hacia el Mediterráneo podríamos recuperar ese shakshuka magrebí alegrando a este pisto especiado con un poco de uno de los embutidos estrella de Joselito.
No sólo en los platos más populares es donde encontramos al chorizo ibérico de bellota en su máxima expresión sino que los grandes cocineros del mundo han demostrado que lo emplean a menudo como en el sorprendente caramelo de chorizo con el que Yanick Alleno acompañó su mousse de queso vieux Comté en el último JoselitoLab de París o en el aceite de chorizo que fue el hilo conductor de las lonchitas de Sandía y limón negro del chef galo. Joachim Wissler también empleó chorizo en una sorprendente combinación con pulpo y sepia holandesa y Jonni Boer preparó unos delicados riñones de conejo con chorizo Joselito, patata líquida, zanahoria y magnolia. Mil recetas distintas porque el chorizo Joselito tiene infinitas posibilidades en la cocina gracias a su elegancia y su calidad.